martes, 19 de marzo de 2013

1 día

Dicen que el primer día es uno de los más difíciles, pero cuando dejamos de hablar por teléfono llore unos veinte minutos y me relaje, me puse a pensar en unas imágenes agradables y la angustia se hizo a un lado. Me desperté a eso de las once, me mire en el espejo esperando que se ría de mí y me cepille los dientes durante veintisiete minutos con lola parada en la pileta apoyada en mi panza, la subí a la tapa del inodoro y deje caer lentamente la espuma de dentífrico que rebalsaba mi boca, me manche un poco en el pecho. Lola sabía que me tenía que bañar desde que me toco la espuma que daña tanto como la lavandina en prendas sobre el cuerpo humano. Le dije a lola que se valla porque me iba a bañar y me miro como siempre, estoy esperando que aprendas a hablar porque no podes hacer uso tan amplio del “miauu”.
Me bañe y me puse toda la ropa al revés, (es tiempo de que sepan que es muy difícil subir la bragueta de un vaquero cuando esta puesto al revés si no bajaste veinte kilos) después de que me di cuenta de que no iba a poder me puse toda la ropa bien, que me saque cuidadosamente como si fuese ropa plástica de fácil desgajar. Sin darme cuenta cuando termine de estar vestido mire el reloj y habían pasado cuatro horas sin vos en las que me cepille los dientes, me bañe y me vestí/desvestí/vestí me invade un bienestar obsoleto y me siento a comer; Juego con las arvejas en la cuchara, me imagino con párkinson y solo tenso los músculos lo mas que pueda haciendo que caigan en todos lados menos en el plato, después las junto y como, mastico las treinta y dos veces reglamentarias porque el tiempo me sobra.
Leo “final del juego” y tomo te de frutas tropicales hasta que tengo que ir a la facultad, camino unas insípidas tres cuadras y espero entre tres y cinco minutos un colectivo ecológico que es incapaz como yo de quedar cerca de las cosas, Me bajo una cuadra antes entro a la facultad para enterarme de que tenia pedagogía, (PEDAGOGÍA), me siento atrás de todo a leer “final del juego”, llego a “No se culpe a nadie”, me levanto y me voy escupiendo un suave “hasta luego”.
Afuera llueve y no puedo leer hasta estar en el colectivo entonces me voy lo espero y todo se vuelve más difícil. Siete minutos después llega y me siento para poder terminar el cuento. Me bajo del colectivo y esta vez las cuadras insípidas que camino son cuatro, me pongo a comer y después escribo esto en el block de notas porque no me funciona el word, no me quiero bañar, no sé si debería. Ya casi termina el día uno, si me voy a dormir ahora me libre de doce horas del día que se sintieron como si no hubiesen estado ahí, tal cual como te sentí a vos, como si no hubieses estado ahí. Espero que la almohada no me hable porque si quedan más horas te las debo y no sé si lola va a soportar que la mime hasta las cuatro o cinco de la mañana, pero se que ella solo diría “miau”.

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